Desde hace cincuenta años, el
láser acompaña a la medicina y constituye una valiosa herramienta para multitud
de tratamientos. Haciendo un poco de historia, vemos que “los primeros láseres
con amplia utilización en el campo de la Medicina fueron los láseres de
Helio-Neon de baja potencia, que por su efecto de fotoestimulación en
profundidad se aplicaron en rehabilitación y en medicina estética en el
tratamiento del dolor musculoesquelético y en la celulitis. Al principio de la
década de los 80 surgen tres equipos con un valor más específico: el láser de
CO2, el de Nd-YAG y el de colorante pulsado. Los dos primeros eran eficaces en
corte y coagulación y sus aplicaciones iniciales fueron en el campo de la
otorrinolaringología (uvulopalotoplastia o cirugía del ronquido), en las
tunelizaciones de cuello uterino en ginecología y en el tratamiento de angiomas
faciales y corporales infantiles”.
TIPOLOGÍA DE LÁSERES Y APROXIMACIÓN TEÓRICA
Desde estas primeras aplicaciones
a la actualidad se ha registrado una importantísima evolución, que no ha dejado
de lado estas primeras tecnologías sino que las ha complementado con otras
nuevas. El Dr. César Arroyo, Jefe de la Unidad Láser y de Medicina Estética del
Grupo Hospital de Madrid, aporta una aproximación teórica y una tipología de
láseres: “Para resumir las múltiples aplicaciones del láser debemos conocer qué
es lo que hace un láser médico y cuál es el efecto biológico que va a
conseguir, sabiendo que existen láseres que cortan, coagulan, calientan,
remueven, vaporizan, etc.
A grosso modo, podemos
organizarlos en cuatro grandes grupos dependiendo del tejido diana (target),
los cuales son principalmente colores. El láser es un sistema físico que,
adaptado a la Medicina, va a ser atraído por un cromóforo (rojo, negro, marrón,
etc.) y para ello cada uno tiene una longitud de onda determinada (expresada en
nanómetros - nm.) que a su vez presenta una afinidad por estos colores. Existen
dos casos especiales donde no existe un cromóforo como tal, que son la grasa y
el agua, esta última presente en todas las células y tejido extracelular y que
son responsables de los efectos térmicos beneficiosos, necesarios para la
estimulación de los tejidos y su
correspondiente regeneración.
Tenemos por tanto láseres que
buscan pigmentos rojos y que se usan para tratar problemas vasculares visibles
por la dilatación de estos vasos (cuperosis, varices, tumores vasculares) y que
tienen longitudes de onda determinadas (532nm, 585nm, 1064nm), pues presentan
una afinidad por el pigmento rojo que tenemos en la sangre. Estos láseres
consiguen que el efecto térmico de interacción suponga la solución a los
problemas de dilatación de los vasos, produciendo su cierre por colapso.
Otros buscan erradicar pigmentos de color oscuro, que va
desde el marrón al negro y coincide con un pigmento cutáneo (en piel y pelo):
la melanina. Estos láseres tienen otras longitudes de onda (775nm, 810 nm, etc)
afines y son responsables de la erradicación principalmente del pelo no deseado
y algunas discromías benignas como los lentigos solares. Cuando la afinidad es
por el agua, el interés es conseguir dos efectos:
Uno es la vaporización de este tejido (ablación), que en el
caso de la piel debe ser en las capas más superficiales -la epidermis-, y que
constituyen el gran grupo de los láseres ablativos ( 2790nm, 10600nm), que se
utilizan para corregir las imperfecciones de relieve superficiales como
arrugas.
El otro gran grupo es los que buscan la estimulación de las
capas más profundas de la piel -la dermis superficial y profunda-, los cuales
suelen respetar las capas más superficiales estimulando por calentamiento sin
producir ablación; por ello se llaman “No ablativos”. Muy conocidos son los que
actúan a 1550nm, 1440nm, 1927nm, etc. Estos buscan resolver las imperfecciones
que son visibles en superficie a través de que el calor que depositan en capas
profundas revierta por estimulación desde abajo hacia arriba.
Estas técnicas se pueden combinar cuando es necesario. El
último grupo de láseres son los que producen lisis adipocitaria por
calentamiento de la grasa subcutánea, para conseguir además retracción de la
piel, y son utilizados principalmente para remodelación corporal (910nm, 1320
nm, 1064nm, etc.). En este caso, al no existir un cromóforo como tal, el efecto
se consigue por el calentamiento indirecto del tejido adiposo, por lo que no
existen longitudes de onda exclusivas. Es lo que se conoce como
laserlipólisis”.
APLICACIONES EN MEDICINA ESTÉTICA
El Dr. Rafael Serena, responsable de la Unidad Láser de
Clínica Planas, explica las principales aplicaciones del láser en el área
específica de la Medicina Estética: “Una de los más importantes es sin duda la
fotodepilación con láser”. Además de ella, se trata con láser:
· Las lesiones vasculares y pigmentadas faciales,
como las telangiectásias, lentigos actínicos y queratosis seborreicas. La
eliminación de tatuajes y la micropigmentación permanente.
· Las lesiones hiperplásicas benignas como el
xantelasma (placas amarillentas en los párpados) y el siringoma (lesión
hiperplásica de los conductos de las glándulas sudoríparas de localización frecuente
en párpados).
·
Las varículas en las piernas: complementado con
el tratamiento esclerosante, con o sin microespuma.
· Las arrugas: en el este caso, el láser puede ser
un tratamiento complementario a los rellenos, peelings químicos, toxina
botulínica, radiofrecuencia o incluso en algunos casos con otros procedimientos
quirúrgicos.
En muchos casos, combinamos el
láser con otros tratamientos, en función de las necesidades y de la edad de los
pacientes, ya que nuestro objetivo es realizar el tratamiento más conservador posible para conseguir el máximo resultado. Y
cuando hablo de máximo resultado me refiero a un resultado natural y seguro, no
a intentar sobre-corregir el defecto, ya que un resultado artificial, por muy
bien hecho que esté, ya no es un buen resultado. Por ejemplo, en el caso de las
arrugas del labio superior, cuando están poco marcadas pueden tratarse con
toxina botulínica, cuando son de grado medio está más indicado un relleno,
mientras que en los casos más severos la mejor solución es el láser o la
dermoabrasión, ya que infiltrar un relleno resulta exagerado si se quiere
corregir en su totalidad. Los láseres que utilizamos para estos tratamientos
son el Erbium: YAG o el CO2”.
Respecto a la luz pulsada, otra
tecnología de luz ampliamente utilizada en Medicina Estética, el Dr. Serena
apunta que “el IPL es especialmente eficaz para mejorar la calidad de la piel,
unificar el tono y cerrar el poro. Ofrece muy buenos resultados en este sentido,
y su efecto en los tratamientos de rejuvenecimiento es precisamente ése:
consigue dejar la piel radiante, uniforme y libre de imperfecciones. Es muy
eficaz también para eliminar manchas cutáneas difusas, ya que como he dicho
unifica el tono. En cambio, cuando se trata de lesiones pigmentadas benignas
bien delimitadas, el láser es el tratamiento de elección”.
“En depilación también tiene
aplicaciones – continúa el experto-, y está especialmente indicado para la eliminación
de pelo rubio, aunque en la fotodepilación de modo general el tratamiento de
elección y más eficaz es el láser, especialmente el de Alejandrita”.
Respecto al láser de Alejandrita,
le preguntamos si no está muy limitado a pelo negro y piel blanca. Y nos
responde: “Con el pelo negro y la piel blanca es como mejor funciona, el láser
de Alejandrita y todos los láseres para depilación. En todos los casos también
influye de manera determinante la edad (cuanto más mayor es el paciente menos
sesiones necesitará), el sexo (en mujeres es más eficaz que en hombres), el
grosor del pelo (cuanto más grueso más fácil de depilar), el color de la piel
(en piel clara los resultados son mejores) y la zona a depilar (la depilación
facial requiere más sesiones que la
corporal). El láser de Alejandrita es el más eficaz, y debemos recordar que
ningún laser hasta el momento es capaz de depilar canas”.
Fuente: Belleza Médica